En cierta ocasión, el 8 de enero de 1978 en una de las regulares travesías que realizé a bordo del buque “Manuel Soto” de la Compañía Trasmediterránea, entre Cádiz y Las Palmas, navegando a velocidad de crucero (aproximadamente 22 nudos), ya completamente abierto el día a aproximadamente las 9 de la mañana, observamos una pequeña sacudida a proa, seguida de una sobrecarga en los motores principales y una reducción de la velocidad de crucero hasta los 18,5 nudos.
Tardamos en efectuar varias comprobaciones internas y externas, hasta que asomándonos a la proa, prácticamente descolgándonos por ella, vimos que el buque había impactado con una ballena, que suponíamos que había resultado herida de muerte y quedado suspendida en la proa, atravesada sobre el bulbo. El capitán, Don José Bruguera Batllori, ordenó parar máquina y como el animal no reaccionaba, hubo que dar máquina atrás, para que la ballena se precipitara como atraída hacia el fondo (al que los biólogos especialistas nos dijeron posteriormente que nunca llegaría).
Ello fue en situación 34º 18´N – 8º 50´W, a unas cien millas de Casablanca, tal cual quedó registrado en el Diario de Navegación del buque y, creo que se trataba de una ballena rorcual.
La foto que ilustra el encontronazo, fue tomada por Sagrario, camarera de a bordo, que tomando las debidas precauciones y ayuda, mostró una pericia extraordinaria.
Alguno de los tripulantes, cuya opinión, a pesar de tratarse de un soberano disparate, fue tomando cuerpo entre el resto de la tripulación, lideraron la idea de que hubiera de haberse dado unos cabos a la ballena para remolcarla a puerto, donde nos hubieran pagado una buena cantidad de dinero por su comercialización, cantidad que, tal como contempla el derecho marítimo, debiera de haberse repartido entre todos los tripulantes.
Al poco tiempo, creo que era el “Cabo San Roque” el que llegaba a Génova con una ballena y el hecho lo he visto repetido en Las Palmas un par de veces con los ferrys interinsulares de la Naviera Armas y, los Jetfoils de Trasmediterránea reportaron en varias ocasiones impactos con ballenas, alguno de los cuales causaron daños a la embarcación y a consecuencia de ellos, también daños o lesiones a pasajeros y tripulantes.
Es algo sorprendente pero la gente de la mar sabe que es algo que se produce con relativa frecuencia.
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